El epitafio, el centro del cosmos y todo lo que se transforma.
Un enorme torbellino se presenta sin dar aviso y sin dejar respuesta. Es fuerte, abrumador pero a la vez encantador. Atrapa y sumerge, quita pero a la vez da vida y así mismo nos llena de simpatía. Este no tiene explicación, simplemente sucedió. Habitamos, estamos en el.
Tal vez hasta no podamos salir, pero no consiste en escapar, consiste en aprender vivir.
En el espacio exterior de lo más grandes y fuertes tornados, se forman las más hermosas estrellas. Ahora estamos en el espacio interior brillando con una luz incandescente, siendo parte del caos como lo sería un cuerpo celeste.
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