Una vez me enamoré perdidamente de alguien, del que escribí tantas cosas y al que le dediqué tantas historias de mi vida, sin embargo fallé, fallé muchas veces. Le quería, demasiado pero no estaba lista para ello, para quererle o amarle. Considero que le entregué muchas cosas de mi, llamadas, cartas, canciones, mi inspiración, mi versión, le entregue quien era, con mis manías, gestos, carácter y defectos e igual él a mi. Hábito la belleza en medio de flores secas. Nuestros errores pesaron, los cargué en mis hombros mucho tiempo y ambos debíamos dejarnos morir. No llevar atrás un pasado de bonitos recuerdos que marchitaron, no clavarnos cada espina. Porque las heridas sangran y cuando sin querer algo vuelve a lastimarlas la cicatrización es más difícil y vuelves a recordar lo que la causo. Eso nos pasó, heridas muchas que aunque quisiéramos arreglarlo, no se podía. Siempre aparecía algo que nos transportaba a ese dolor, a esa herida que no sanó. Es muy fuerte, pensar en ello. Porque todos queremos las historias mas bonitas, todos queremos encontrar a una persona y que allí dentro de él esté el amor y yo creo que en mi caso lo que yo más quería es que no tuviera que cambiar de persona para que el llegará a mi. Esto es una de las experiencias más confusas que he vivido, sé qué no estaba lista para amarle pero lo hice como sabía y le entregué lo que tenía, lastimosamente no es bueno. Porque sabes mal querer y no querer. Me pasó, nos pasó. Todos llevamos dentro una personalidad y una manera de ser. Traemos heridas al conocer a alguien, no es culpable, nosotros del todo tampoco pero no podemos hacerlo y porque llegamos a transformarle el mundo a esa persona para mal. Puede llegar a sufrir mucho, puede caérsele el cabello, sentirse inseguro (a) ansiosa, puede sentirse en 4 paredes sin salida, puede perder el gusto de la vida y la sensibilidad que tenia con ciertas cosas. Así que lo complejo es no sanarse. Necesitamos tiempo para que las heridas sanen y eso nos puede llevar mucho tiempo, ojala hubiera una cura para el alma, un Isodine para los raspones del corazón.
El proceso es individual, pero no podemos seguir hiriendo, sin importar si esa persona te lastimo o sino lo hizo. Creo que debemos aprender a querernos bien y después de eso a los otros. Porque si, le extraño y aun le quiero pero nuestras heridas en este momento bombean mucha sangre y puede que nos quedemos sin sentido por intentar curarnos. ¿ Decir adiós es crecer? Puede ser, a veces podemos sentirnos muy pequeños, podemos sentir que no podemos, que como vamos a hacer para levantarnos cada día, que si salimos a caminar, te puedes sentir muerto. Morí a los 18 años y aun estoy viva pero probablemente algún día con 20 o no sé, vuelva a sentirme con más esperanza y disfruté el cielo como lo hacía antes.
Extrañar a alguien es muy difícil, es como si te hubieras vuelto adicto a una droga y bueno sabes que no puedes hacerlo. Sabes que no puedes buscarlo, que debes desintoxicarte y soltarlo. Es complejo porque pasan las horas y quieres saber de él, quieres un día llegar a casa, recostarte y simplemente verlo, eso no pasa porque debe ser así y probablemente me lleve mucho tiempo dejar de extrañarlo pero algún día lo recordaré como una buena historia, como un amor y me sentiré agradecida con ello y podré soltarlo. La herida habrá sanado y ambos tendremos nuevas oportunidades de estar felices, de estar bien, de encontrar el amor y de empezar nuevos caminos. Porque la vida sigue y esto no nos va a matar, nos va a herir mucho y probablemente hayan meses y días muy tristes pero quien sabe, en el camino tendremos cosas super bonitas, momentos e historias hermosas con la música, con el arte, con la escritura o con la vida misma. Así que el propósito es sanar y querernos bien, querernos a nosotros mismos, querer a los otros y saber soltarnos porque así la otra persona puede estar bien.