martes, 17 de diciembre de 2019

Venecia.

Ella estaba ahí, se encontraba llorando y con la nariz sangrando, en el transmilenio en la ciudad de Bogotá. Le cedieron el puesto, y le preguntaron que era lo que le había pasado. Pero ella, solo podía intentar que su mente y que toda su cabeza guardará silencio. Apenas unas horas antes, ella estaba bien, pero claro, solo estaba.

 Ella necesitaba trabajo, dinero, tan solo treinta mil pesos. Y por su corta edad era sumamente difícil encontrarla. Hasta que conoció a alguien. Y ese chico le ofreció trabajo en una fábrica de zapatos, acordonado. Un trabajo digno, por supuesto. Pero ella estaba asustada aunque no sabía hasta dónde estaba expuesta. Decidio encontrarse con él. Y él sutilmente logró convencerla para que lo acompañase a su casa. Ella veía todo el lugar, puerta tras otra y aunque pensó en escapar. Necesitaba el dinero. Pero, todo empezó a ponerse extraño. Él intentó besarla e incluso tocarla. mientras que ella se resistía, él se ría y le decía que quería ser el primero en su vida. Que ella solo era una perra y que estas deben quedarse calladas. Ella corrió y llegó hasta la sala. Ahí el la tomó. Empezó a tocar su trasero, sus senos y a decirle que no tuviera miedo. Ella empezó a llorar aun más, pidiéndole que se detuviera. Y no solo diciéndole sino gritándole porque un NO siempre será un No. Y él no supo entenderlo. Él abrió sus piernas, la tomó por su delgada cintura y con poca fuerza la cargó. Y la llevo hasta su cama, podría decir, que incluso la arrojó como un objeto sin valor. En ese cuarto lleno de humedad, suciedad y oscuridad. con afiches de barristas y con ese maldito olor a cigarrillo. Él empezó a besarla aún más, a tocarla como nadie lo había hecho, a adentrar sus manos en lugares que nadie más había tocado y a reírse de su estúpida cara de niña inocente. Ella le decía que no lo hiciera más. Y mientras él estaba encima de ella rozando su cuerpo, solo sentía risa y le decía que siempre había querido una virgencita y que ella tendría él placer de que él la hiciera mujer. Bajo la cremallera de su saco. y logró quitarlo junto con su blusa que tenía por debajo. Ahí observo el pequeño tamaño de sus senos y vio lo cálido que aún estaban. Mientras que su pantalón estaba empapado y él solo podía repetirle que así lo ponía. Que era preciosamente hermosa. Pero ella, ella no podía más. Su mirada estaba completamente perdida y si en ese momento le hubieran preguntado su dolor en una escala de 1 a 10. Sin duda habría dicho que 9 porque esto le partía el alma pero sabría que lo que vendría quizás fuera peor. Ella entre llanto y gritos.

Él decidió soltarla, se levantó y dejó que ella pudiera acomodarse. Le dijo que le daría el dinero y la llevo hasta un parque. Un parque ubicado en el barrio Venecia. Y allí desapareció, mientras que su llanto se esparcía. Todos podríamos decir que la historia ha terminado, pero la verdad, es que no.

Ella se fue hasta el portal suba. porque la esperaba otro trabajo como recreacionista y allí fue cuando su nariz empezó a sangrar y le mandó un audio a su mejor amigo contándole lo que le había pasado. Termino perdida porque debía de hacer un transbordo e ir hasta el portal norte. Allí camino y llego. Era una fiesta de COCO la famosa película mexicana que fue importante en este país. Había un muchacho que le estaba dando indicaciones, diciéndole que sonriera un poco más. Que el show estaba realmente mal. Ella entró al baño se puso a llorar y se habló un poco. Se dijo que era una estúpida, una completa tragedia. Pero que debía continuar y así lo hizo hasta el final. Ya debía de regresar a su casa y eran más de las diez de la noche. Fue hasta la estación y espero el transmilenio del portal sur. Allí conversó con un muchacho, le pidió un minuto y llamó a su casa. Le dijo a su abuela que le había pasado algo muy malo, y que realmente se sentía muy triste. Al llegar le contó todo a sus familiares y recibió varias respuestas. Como que ella se lo había buscado, que debía seguir con su vida y otras que la apoyaban. Al otro día su vida transcurrió como si nada pero con la tristeza más impresionante de la historia. En la tarde, ese muchacho de la fábrica empezó a escribirle. A amenazarla y a decirle que debían terminar lo que empezaron porque o sino pagaría las consecuencias su familia.

Allí ella se desesperó pero solo pudo hacer algo y fue llamar a la policía. Llegaron a su casa y contó cada uno de sus hechos e incluso les mostró la conversación. Ellos decidieron intervenir, con una especie de trampa. Pusieron un lugar de encuentro, mientras que ella caminaba con él. Ellos escuchaban todo lo que le decían. Hasta que llegaron a donde se encontraban. A este hombre le hicieron una requisa y le encontraron marihuana. Le preguntaron por lo que había pasado y él aseguraba que no sabía nada, que ni siquiera conocía a esta chica. ¡Maravilloso! Lo esposaron y fue llevado al CAI de las delicias y ella después llegó ahí con un amigo que la acompañaba. No se como se le ocurrió, o que le pasó. Pero tenía muchos deseos de golpearlo y así fue, pero no lo hizo tanto con las manos. Le prestaron un bolillo y decidió que iba a ser el mejor día de su vida. Le golpeo la cara, el abdomen, los pies. Lo aruño, lo tiró al piso y lo hacía levantarse. Con patadas le pegaba en la cara y ella solo podía mencionarle que había sido un poco hombre, un desgraciado. Que si no era consciente del daño que le había hecho y que siempre la recordara. Porque ninguna mujer se merecía eso. Él le suplicaba y le pedía perdón, decía que se había equivocado mientras botaba sangre y los policías le decían que tenía tres segundos para limpiarlo y el solo optaba por la lengua y así lamia su sangre. Porque la chica no era la perra. Él sí, porque siempre vuelven a su vomito. Prácticamente después de 40 minutos de golpiza, él estaba sin ropa y ella le decía que lo mismo había sentido. Que no la olvidara y que jamás se metiera con su familia. Porque o sino ese solo sería el inicio. Todo su ser temblaba y después de eso fue por un café con sus mejores amigos y de alguna forma se sentía aliviada. Aunque los escritos buenos no tiene un final feliz en este caso tampoco sería así. Al otro día muy de mañana se levantó, tomó su ropa y se vistió. Abajo la esperaba un amigo que la iba acompañar a poner la denuncia. Fueron hasta la fiscalía y la remitieron a Paloquemao, porque allí le podrían asignar un tutor legal. Y no la dejaron entrar. Allí fue a otro lugar y le dijeron que la doctora llegaba en tres horas y que ella podría ayudarla. Fue a Burger King con su amigo y esperaron tranquilamente. Cuando hablaron con la doctora ella los subió a un carro y ahí esperaron nuevamente a la policía. Donde le tomaron la declaración y los llevaron a CAIVAS un centro especializado en abusos y violaciones sexuales para menores de edad. Volvió a dar su declaración y esta vez la miraban con mucha incredulidad, la remitieron a un psicólogo y él grababa todo lo que ella le contaba. Empezó a llorar y aunque logró calmarse. pensó que esto aún no había terminado y eso era lo que anhelaba. Luego hablo con una trabajadora social y una defensora de familia donde le dijeron que su estado de vulnerabilidad era impresionante y que lo mejor era que se quedara en Bienestar familiar y así todo transcurrió. Podría decir que hoy ella no guarda rencor y es verdad. Porque ella misma, está historia me contó. Pero que el dolor sigue siendo el mismo de hoy y esto fue lo que le partió la vida en dos. 

1 comentario:

Me ahogue

Crecí muy pronto, crecí atravesando calles, corriendo, huyendo con un cuaderno en mano, escribiendo y sintiendo por dentro, esperando una bu...